domingo, 30 de mayo de 2010

Lo más importante del pensamiento robinsoniano


Lo primero que yo tengo que decir es que hablar de Simón Rodríguez es hablar de una revolución educativa. De manera que su pensamiento está perfectamente imbricado con lo que es la política revolucionaria y la política de transformación de la educación venezolana.

No es lo mismo cambiar que transformar porque tú puedes cambiar algunas cosas pero no tener una profunda transformación de las estructuras y de los cimientos que sostiene la educación venezolana. Transformar implica además aprender nuevos paradigmas porque acuérdate que el ser humano aprende también de su entorno. La teoría socio cultural determina que el aprendizaje se hace fundamentalmente por la cultura del medio en donde tu te desarrolles.

"El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender; no al que manda a aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras instrucciones, sigue enseñando virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender" SIMON RODRIGUEZ.

SALVANDO A LA SOCIEDAD!!!


Simón Rodríguez decía que no hay nueva república si no se forma un nuevo republicano. Asumía la educación como un instrumento para la liberación, pues consideraba que el conocimiento debía servir para romper los esquemas establecidos y desarrollar la inventiva. Esta visión, la reflejó en muchos de sus pensamientos: “Instrucción social, para hacer una nación prudente, instrucción corporal, para hacerla fuerte: instrucción técnica, para hacerla experta e instrucción científica, para hacerla pensadora”.

La educación bolivariana ha tratado de redimensionar la acción o praxis del ejercicio de la docencia. Está en cada uno de nosotros darle el valor necesario a lo expresado en nuestra Constitución, artículo 102: “La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria...”, y el artículo 104 nos llama profundamente a la reflexión: “La educación estará a cargo de personas de reconocida moralidad de comprobada idoneidad académica...”, y les dejo como interrogante el leer y reflexionar la Reforma del Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente, en sus artículos 6 y 7, sobre los deberes y derechos de los docentes.

Hace 37 años Paulo Freire, a través de su hermoso libro La pedagogía del oprimido, alertaba a las sociedades latinoamericanas sobre la “cultura del silencio” y esa educación que mantiene y estimula la contradicción y la opresión, y decía que de ahí ocurra lo siguiente: A) el educador es siempre quien educa; el educando, es el que es educado. B) el educador es quien sabe; los educandos quienes no saben. C) el educador es quien piensa; el sujeto del proceso, los educandos son los objetos pensados. D) el educador es quien disciplina; los educandos quienes escuchan dócilmente. E) el educador es quien disciplina; los educandos los disciplinados. F) el educador es quien opta prescribe su opción; los educandos quienes siguen la prescripción, G) el educador es quien actúa, los educandos son aquellos que tienen ilusión de que actúan, en la actuación del educador. H) el educador es quien escoge el contenido programático, los educandos a quienes jamás se escucha, se acomodan a él. I) el educador identifica la autoridad del saber con su autoridad funcional, la que se opone antagónicamente a la libertad de los educandos. Son éstos quienes deben adaptarse a las determinaciones de aquél. J) finalmente, el educador es el sujeto del proceso; los educandos son meros objetos. Cuán razón hay todavía en la visión del maestro Fleire.

Por eso la revolución educativa bolivariana tiene como protagonista del hecho educativo y de su propia historia al educando, por ello el docente bolivariano debe asumir: 1) Al educando como el valor fundamental en la construcción del conocimiento. 2) Ser activo, creativo, crítico, investigador e innovador. 3) Constructor de proyectos que se ajusten a la necesidad real del educando y su comunidad. 4) Darle el rol protagónico y constitucional a la comunidad y su incorporación en los diferentes proyectos. 5) Tener ética, valores morales y espirituales, capaz de promover la justicia, el amor, la solidaridad, el sentido de pertenencia y el amor a la humanidad. 6) Revolucionario por convicción, no por interés. 7) Comprometido con los lineamientos de la educación bolivariana en todos sus aspectos. 8) Difundir el pensamiento liberador de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Luis Beltrán Prieto Figueroa y de los héroes y mártires de la patria. 9) Educar en libertad para la libertad. 10) Crear espacios para la construcción de los sueños y esperanzas por un mundo más humano. 11) Resaltar los valores culturales de las comunidades. 12) Planificar y evaluar siempre pensando en el lado humano del educando. 13) Promover nuevas estrategias pedagógicas en el proceso de lectura, escritura y resolución de problemas matemáticos elementales. 14) Creer en la educación bolivariana, como una educación integral de calidad al servicio de todos los seres humanos, liberadora y humanista. 15) Promover la equidad de género como un ejemplo de unidad en los educandos. 16) Difundir el respeto a la vida y los derechos humanos. Es ésto solamente parte de ese perfil del docente bolivariano de hoy.

Todo se puede con amor como lo decía Freire: “El amor es un acto de valentía, nunca de temor, el amor es compromiso con los hombres”. Y el Ché Guevara, como amante de la libertad, nos dijo: “Cada vez nos convencemos más de la necesidad de que los verdaderos revolucionarios reconozcan en la revolución un acto de amor, en tanto es un acto creador y humanizador”